Lic. Elena Quijia Juiña
La educación emocional es un asunto de actualidad en nuestra sociedad; tal es su importancia que el Ministerio de Educación la posiciona como uno de los aprendizajes fundacional. Pues, a medida que se comprende mejor la influencia que las emociones tienen en la vida de las personas, se ha vuelto evidente que enseñar a los niños a comprender y manejar sus emociones desde una edad temprana es esencial para su desarrollo integral.
En este artículo se analizará el papel fundamental que desempeña la educación emocional en la infancia, sus beneficios y cómo los padres y educadores, desde casa y el aula, deben fomentarla de manera efectiva.
La educación emocional implica aprender a expresar las emociones de manera saludable, desarrollar empatía y establecer relaciones interpersonales positivas. En la infancia, esto se traduce en ayudar a los niños a identificar y comprender sus propias emociones, así como las de los demás, esto ayudará a mejorar sus habilidades sociales.
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- La educación emocional enseña a los niños cómo interactuar con los demás de manera positiva. Aprenden a comunicar sus necesidades, a resolver conflictos de manera pacífica y a desarrollar relaciones más saludables.
- Ser mejores para lidiar con el estrés, la ansiedad y la frustración.
- Saber identificar sus emociones y comprender por qué se sienten de cierta manera, lo que les permite tomar decisiones más informadas.
- Al comprender y expresar sus emociones de manera adecuada tienden a mostrar menos comportamientos problemáticos, disruptivos o agresivos.
- Se ha demostrado que los niños con habilidades emocionales bien desarrolladas tienen un mejor rendimiento académico. Pueden concentrarse mejor en el aprendizaje y manejar de manera más efectiva los desafíos escolares.
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